En el mes de agosto se cosecharon un
buen montón de tomates, higos, berenjenas y pimientos. Las únicas
pegas fueron la producción tan limitada que tuvimos por nuestra
perenne escasez de agua. Solo pudimos sembrar las matas que podiamos
regar. Hay suficiente suelo, pero no agua. Tuvimos algunas sorbresas
posteriores; Un pequeño número de melones que se estuvieron criando
muy despacio durante meses fueron devorados por la llegua que
comparte terreno con nosotros. Como dicen en mi pueblo: “el que
pestañea pierde”.
Aparte de esta sorpresa, comentaremos
algún otro problema menor que procuraremos subsanar en próximos
cultivos. Las tomateras podrían haber producido bastantes tomates
más durante su ciclo vital. Obsevabamos que las matas eran bastante
grandes, con grandes tallos y muchas hojas, todas de color verde
intenso. Sin embargo produccian pocas flores (sobre las expectativas
deseadas). Determinamos que el problema se debía a un deficit de
potasio y de fósforo, elementos vitales para la floración de
cualquier planta; corregible haciendo algún apaño sencillo a la
tierra, como añadir cenizas vegetales al suelo.
Ya a mediados de septiembre hemos
limpiado el terreno de las matas de tomates y desmontando las cañas
que las sustentaban. Tenemos todo el terreno en baldio, a día de
hoy, esperando el primer buen chaparrón de septiembre para remover
la tierra para los siguientes plantones de otoño. Las matas de
berenjenas están dando sus últimos frutos. Las plantas han llegado
al final de su ciclo y sus ojas se ponen amarillas y se secan. Nos
queda una mínima recojida y las quitaremos en breve. Los pimentos
cuerno de cabra, igual que el año anterior, sigue siendo jenerosos
en su producción y los seguiremos manteniendo.
Evaluando el ciclo
otoño2015-otoño2016 hemos observado que los frutales, incluidas las
viñas, y el resto de plantas en general han padecido la falta de
agua. A ver si este otoño y el año siguiente tenemos más lluvias.
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